Escucho:
Frank Black. Cantate de los Pixies ¿acaso hay que decir más?
Hace algunas semanas fui a Chiapas, en el Blog relaté los pormenores de ese viaje, sin embargo, no agregué una de las experiencias más interesantes estando por allá: e platicar sobre la migración a los Estados Unidos con la gente de allá. Según se dice 2 de cada 5 casas en México reciben dinero de los paisanos migrantes y las estadísticas del INEGI manejan un crecimiento demográfico de 1.9, pero con el fenómeno de la migración esta cifra baja a 1.5.
Regresando a lo de Chiapas, en una de las pláticas que tuve un persona de una comunidad me relató su experiencia al cruzar la frontera hacia el vecino país del norte, fueron tres veces las que tuvo que intentar para llegar a su destino, la verdad es que no recuerdo exactamente a qué parte quería llegar, bueno pero el punto es que tras estar dos veces caminando durante tres días en el desierto fue aprehendido por la patrulla fronteriza, evidentemente el trato no fue de lo mejor ya que lo dejaron sin comer y sin tomar agua durante varias horas. Ciertamente era difícil hacer una abstracción de esa historia para una persona de ciudad que lo más que ha caminado en su vida es del metro a mi casa y de mi casa al metro o cosas así.
La película Mojados: through the night me permitió visualizar el sufrimiento al que se someten los migrantes ante los controles fronterizos más estrictos en zonas donde antes era relativamente fácil cruzar, lo que obliga a la gente a tratar por lugares más extremosos como es el desierto de Arizona. Según la estúpida lógica estadounidense, el hecho de obligar a la gente a cruzar por este tipo de lugares reduciría drásticamente el cruce, no obstante, ante la carencia de la gente y las ganas de tener un mejor futuro, poco puede hacer uno o miles de desiertos.
En la película se muestra un grupo de cuatro michoacanos que cruza la frontera por el desierto, en este viaje pasan por grandes peripecias, para llegar a la tierra prometida, lo malo es que, tal como le pasa a muchos migrantes, la patrulla fronteriza detiene a tres antes de llegar a su destino, lo cual no detiene a dos de ellos de volverlo a intentar a los pocos días. Ésta es la historia de los migrantes, los detienen una y otra vez pero, de la misma forma, lo vuelven a intentar una y otra vez hasta que llegan a su destino o hasta que se encuentran con la muerte, tal como le pasó a los dos michoacanos que lo volvieron a intentar.
Está por demás decir que, gracias a sus 18 mil millones de pesos en remesas, este país se mantiene a flote. Creo que es tiempo de ponernos a pensar en lo mucho que les debemos y en la forma en la que su propio país los condenó al exilio.