Ahora escuchando:

Puras chicas malas, es decir, Riot Grrrls.

El exiliado está ahí como si naciera, sin más última, metafísica, justificación que ésa: tener que nacer como rechazado de la muerte, como superviviente se siente, pues casi del todo inocente, puesto que ¿qué remedio tiene? sino nacer

María Zambrano


La construcción del ser desde el exilio ha sido una constante durante toda la historia de la humanidad, es decir, el que los hombres se reconozcan como ajenos a una cultura extraña, pero a la vez como parte de ellos mismos.

El exilio da la posibilidad de volver a nacer, el exiliado no tiene nada más que la palabra, el recuerdo de su patria y la razón. Cada exiliado es una posibilidad. Quién no recuerda las historias de los exiliados españoles en México o todos lo intelectuales salidos de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Hace poco leí que hasta García Márquez vivió una especie de exilio en México.

El ser humano aquí o haya continúa siendo eso, un ser humano. En estos momentos de globalización mucha gente vive exilios involuntarios, ¿pero que no el exilio es generalmente así? Sin duda sí, pero el problema se vuelve cuando se vive una vida de constante exilio. El exilio puede ser la posibilidad, pero también la incertidumbre e inseguridad, la ente se puede convertir en parias, en residuos humanos tal como los llama Bauman condenados al vertedero de los distintos lugares a los que llegan. Parece que el exilio en la posmodernidad, o como sea que se quiera nombrar esta época, deja de ser la posibilidad de nacer y se convierte en la exclusión total.