Ahora escuhcando:

Oliver Shanti and Friends. Un cantante sacado de la excelente coleccion de Buddah Bar. Lo interesante de ese tipo de discos es que son una excelente guía para introducirte nuevos artistas que de otra froma difícilmente habrías conocido.

Zatoichi

Ultimamente el cine oriental (chino, japonés, tailandés, koreano, etc.) me ha llamado mucho la atención, cada vez que hay una película proveniente de alguno de los países antes mencionados y sus aledaños voy inmediatamente al cine. Sin embargo, no siempre es posible ver las películas inmediatamente, tal fue el caso de Zatoichi un film del reconocido cineasta Takeshi Kitano con obras inigualables como Fuegos artificiales (Hana-bi), El verano de Kikujiro, y Muñecas (Dolls). Sin duda este prolífico director es digno representante del nuevo cine japonés.

En esta última película el director incursiona en un terreno de no muy fácil acceso, tal vez por lo trillado del género, el cine de samuráis. La película se maneja con un humor poco característico de las películas japonesas, pero esto no hace más que acercar más al espectador a la trama. La película comienza con una lucha de un personaje que al parecer es un samurai en contra de un grupo de personas que lo comienzan a atacar, después de esto al personaje se le ve en un pequeño pueblo de una provincia japonesa. Por momentos la película parece tener fallas de tipo histriónico, peor al parecer esa era la intención del director, hacer regresiones en la historia de la película para romper un poco el ritmo.

De esta forma la película se desarrolla con la inclusión de dos hermanos que buscaban venganza en contra de quien mató a su padre, lo demás se desarrolla de manera demasiado convencional varias peleas, engaños y el clásico recurso de que el jefe de la banda sea la persona menos esperada. No obstante, a pesar de la convencionalidad de recursos utilizados en la historia, el filme se desarrolla con buen ritmo lo que se agradece en historias de este tipo.