Eso me recuerda una canción del que se ha vuelto mi grupo ultra favorito en estas semanas Def Con Dos.
Trabajando para Dios
Buscando curro debajo de las piedras,
cansado de llamar a todas las puertas,
harto de citas con tipos casposos
que pasan de ti como de un leproso.
Y acudes a todos los anuncios,
rellenas formularios absurdos,
dejas tus datos, nadie te llama
y acumulas palmadas en la espalda.
Y en casa la misma charla:
"Vago, haragán", grita la vieja,
"Ésto no es ningún balneario.
A ver si te ganas ya los garbanzos".
Hasta que un día que estás en casa
mirando en la ventana a la gente que pasa,
te fijas, atentamente,
en las monjas guarras del convento de enfrente,
lo bien que viven, lo bien que se lo pasan
haciendo que hacen sin dar un palo al agua.
Y, ¡albricias!, se enciende la bombilla:
esta empresa no estaba en mi lista.
Qué torpe he sido, ahora caigo,
en la Iglesia nunca hay paro.
He visto la luz, ¡hip, hip, hurra!
Mi futuro está en ser un cura.
Ora pro nobis, ¡yeah!
Ora pro nobis, ¡yeah, yeah!
Y me chupo muchos años de seminario,
comiendo, durmiendo y rezando.
Me aprendo al dedillo los Santos Evangelios,
canto, medito y a veces me la pelo.
Hasta que me examinan y apruebo sacerdote,
me dan un alzacuello, un uniforme,
paga extra, un mes de vacaciones,
mi parroquia, mi cáliz y mis cuatro pobres.
Trabajando, trabajando para Dios.
Ahora las hostias las doy yo.
Y a currar como un loco para una gran empresa
multinacional que nunca quiebra.
Reparto bendiciones, desvirgo monaguillos,
sobo ancianas y me guardo los cepillos.
Un solo patrón, un solo sindicato,
director general: el Espíritu Santo.
Así que si no quieres seguir parado
aprende a ganarte la vida rezando.
Ora pro nobis, ¡yeah!
Ora pro nobis, ¡yeah, yeah!
Trabajando, trabajando para Dios.
Ahora las hostias las doy yo.
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